En un fin de semana arduo complicado en el cual (entre otras cosas) se juntó la celebración de la tercera edición del Rock Imperium más los festejos propios dedicados a San Juan y al Solsticio de Verano, Midsommar, Muñeco de Mimbre o quedadas excéntricas de Brujas y Druidas (es cierto); atreverse a organizar un festival y de dos días para más señas, era cuanto menos, un suicidio. Desde los tiempos del Hammer Fest, que eran muy acostumbrados a propiciar los Pre-Fests algo que gustaba muy mucho, que VLC no recibía ninguno. Y mucho menos que vinieran de lejos a posta para hacerlo, algo que se agradece desde lo más hondo, pero que desconocemos si se reflejó en la entrada final.
El primer día del festival, el viernes 21, el cartel sufrió de forma inesperada la caída de Dios (valga la ironía fraseada) quedándose solo con los castellonenses The Art of Butchery, Udûn y ReDimoni. El segundo día del festival, el sábado 22 de junio y el que nos ocupa, también sufrió a última hora la baja de Neton los cuales llamaban mi atención por su descripción de Metal Barbárico. Así pues nos quedamos con Cannibal Ferox, Bocc y Cultum Mortis que fueron los encargados de abrir el recital.
CULTUM MORTIS hace gala de una muy cuidada representación escénico-visual muy unida a los temas y que sinceramente necesitaba más espacio del que tenían. Voy a ser tope malosa y no te voy a contar ni un ápice de qué hacen. Te dejo con la curiosidad en vena para que te acerques a verlos cuando organicen su próximo santo oficio o visiten tu ciudad.
Cultum Mortis
Centrándonos en lo que nos interesa, a nivel musical, hubo un detalle que llamó la atención de una Servidora: la ausencia de batería. La batería la llevaban pregrabada y este hecho provoca que no se pueda analizar demasiado. Sí, tenía un peso considerable pero sonaba muy opaca y a veces parecía más un zumbido que otra cosa. En mi opinión, que una banda de extremo no lleve batería física (sea por la razón que sea) resta bastante poder al resultado sónico final. Faltando una de las bases principales, la atención se focalizaba en el guitarra solista y el bajo, los cuales tocaron sentados todo el recital. El primero ofreció unos solos de gran calidad, con unas notas muy limpias y definidas acorde con una digitación de vértigo. El segundo, perteneciente a la escuela de ‘las dos cuerdas’, ofreció unas notas graves, muy oscuras y cavernosas, con mucho peso y visibilidad que daba la profundidad obscurantista que los temas requerían. Eso sí. He de reconocer que al principio el sonido de las cuerdas, me pareció demasiado hondo o falto de volumen, muy en consonancia con la opacidad de las pistas de batería o como si fueran sin amplis, sonando por tanto al natural. Aunque una vez habituado el oído a ello, el sonido resultante tenía un regusto de monasterio en ruinas muy poco común y bastante original.
Por lo que respecta a la voz líder, ésta tenía un registro muy grave, de gran corpulencia y de regusto Death muy adecuado que sonó muy armonizada con sus compañeros, oyéndose clara y punzante. En general el sonido de CULTUM MORTIS fue muy compacto y redondo.
Una experiencia singular.
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Los siguientes en subirse a las tablas fueron los autóctonos CANNIBAL FEROX. Con un line-up ya asentado y que suena como si siempre hubieran sido los mismos, este Grind-Trío comenzaron su recital ante un público que, la verdad sea dicha, les teníamos ganas. CxFx empezó raudo, violento, con saña. Las bases centrales de bajo-guitarra-batería sonaron a la perfección con una guitarra alta y aguda, un bajo potente, definido y plomífero y una batería de peso granítico, rapidez fulminante y un dominio en las baquetas que ya quisieran algunos.
Cannibal Ferox
Tocaron muchos temas ya clásicos de su repertorio y también algunos nuevos que conformarán su muy esperado nuevo disco que saldrá en breve. Hay que matizar que si no llegan a decir a que eran nuevos, nadie se hubiese percatado de ello gracias a lo bien estructurados que estaban y por cómo encajaban de bien con los temas antiguos. A nivel vocal, aunque al principio la voz líder sonaba un tanto desaparecida, esto se solucionó gracias al esfuerzo del pobre ampli, el cual poniéndolo a tope estuvo a un tris de morir de un colapso sónico. Entonces ya pudimos disfrutar del registro gutural extremo y regurgitante vocal que comanda tan bien todos los temas. En general fue un show adrenalítico y muy corto en el que todos disfrutamos horrores.
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Los últimos y por tanto los que cerraban este pre-Manguales fueron los catalanes BOCC. Con un ritmo más relajado que los anteriores, pero no exento de violencia en las bases, BOCC empezó su recital.
Bocc
A nivel musical, la batería ofrece ritmos secos y machacas, el bajo es de líneas muy sedativas y definidas que se funden casi con las de la guitarra, de sonido similar pero de líneas más punzantes las cuales se aprecian mucho más en los solos. Todo este entramado musical sirve de escenario para la voz líder, que gracias a su registro grave y cavernoso, que adorna con algunas pinceladas de claridad semiagudas, termina de cerrar todas las canciones.
El sonido resultante fue muy compacto, sin fisuras y aunque curiosamente la reiteración de algunas notas que hay en ciertos temas (y que en otras bandas sonarían demasiado iguales), BOCC las convierte en su seña personal y los separa de los demás.
En general fue un show elegante y armónico en donde los tres miembros sonaron como un Ente propio en el que casi se podían identificar voz, respiración y latidos.
Gran descubrimiento.
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