Primera gran cita en la ciudad de VLC que nos traía un cartelazo de los que hacen historia gracias a las leyendas americanas del Death Metal Nile. Servidora, todo hay que decirlo, nunca había tenido la oportunidad de disfrutar de estos Señores, por lo que cuando se anunció su visita a La Nostra Terreta, las entradas se adquirieron con celeridad unos tres meses antes, y aunque la afluencia de público fue bastante elevada (dudo que se hiciera sold out), se podían advertir ciertos vacíos en la sala. Quizá contribuyó a lo temprano del horario para ser un miércoles, que aunque eso ya no nos sorprende para nada, se notó mucho en la primera banda.
MONASTERY
Este quinteto húngaro, no son unos novatos: llevan en la brecha desde 1989 y aunque su debut no salió hasta 1992, su discografía ha sufrido bastantes parones, siendo su último disco lanzado en 2023 bajo el título de From Blood. Monastery salió muy a saco ante la muy desangelada sala pero eso no fue impedimento para cumplir con la difícil tarea de abrir el recital.
Monastery
El sonido general de la banda estuvo bastante bien acoplado gracias a unas buenas notas de guitarra, un bajo visible, una batería con un peso considerable y una voz de una guturalidad densa pero limpia. A una Servidora, no le dijeron mucho la verdad, ya que su forma de entender el Death Metal, aunque clásico en las bases, se quedaba un poco flojo en el lenguaje, pues los interludios musicales sobre estar bellamente ejecutados, le restaban fuerza a la visión global.
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INTREPID
La siguiente banda en subirse al escenario de la Rock City, ya tuvo más audiencia. Intrepid es un jovencísimo quinteto venido desde Estonia (ninguno supera los 25 años) que se formó en Tallinn en 2016 y aunque solo cuentan con un largo en su haber Unused Imaginative Capacity (2020) su potencial es enorme y esto augura un futuro próspero para el Death Metal si saben jugar sus cartas y mantenerse firmes en este circuito tan difícil.
El quinteto se conoce de sobra todos los entresijos del género y dio un show que superó las expectativas con creces. Con una batería de gran pegada y agilidad en las baquetas que ofreció un sonido machaca y constante, ambos guitarras se complementaron a la perfección con un sonido cortante y limpio y unos solos vertiginosos que se apoyaban en unas notas de bajo incisivas.
Intrepid
El gran protagonista, y no sólo por un saber estar sobre las tablas abrumador, de todas las composiciones era sin duda su voz líder. Con una guturalidad equiparable a la George ‘Corpsgrinder’ Fisher de Cannibal Corpse (se lo dije al cantante al final de la noche) el registro de su voceras llena y redondea los temas de forma impecable gracias a su tesitura que oscila entre la jugosidad y la rugosidad. Me gustaron desde el primer nanosegundo.
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HIDEOUS DIVINITY
Y sin darnos cuenta, nos encontramos con la tercera banda de la noche. Los italianos Hideous Divinity ya gozaron de mucho más público, no en vano, los Nile acechaban a su término y eso se notó en cómo la peña se quedó apalancada en su sito sin moverse.
El cuarteto italiano lleva en marcha desde 2007 y cuenta con cinco discos de estudio en su haber, siendo el último de 2024 Unextinct y el cual nos venían a presentar.
Como buenos italianos, estuvieron más tiempo que los demás en su prueba de sonido, y eso se notó en el conjunto global ya que tanto bajar y subir el sonido de las pantallas, afectó al guitarra solista, que se oyó un tanto difuminado.
Hideous Divinity
Y como buenos italianos, su forma de entender el Death Metal se sale de lo establecido, pues son muy elegantes en su ejecución. Duros con clase, se podría decir. He de confesar que, en sus primeros acordes, los encontré un tanto blandos (después de la burrera de los estonios…) Pero fueron en un in crescendo que ya equilibró más el resultado gracias a una batería de gran peso y destreza, una guitarra limpia y aguda que ejecutó unos solos brillantes y de una calidad excelente y un bajo potente (el hecho de ser el ex de Aborted, a los cuales tuve el placer de ver en directo en la edición de 2017 del Leyendas y con él en sus filas, ya es bastante hoja de servicio) otorga a los temas una construcción, que sobre ser muy propensa a las caídas y remontadas en el tempo, muy redonda. Mención aparte merece su voz líder. A veces más líder que voz, pues aunque su registro es potente, posee muchos matices enclavados en un claroscuro vocal muy particular. Todo esto unido a su manejo sobre las tablas bastante teatral (lo siento, son italianos y se nota) que escenifica tanto los temas que es difícil apartar la vista de él. Apabullantes en el resultado final.
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NILE
Y por fin se subieron al escenario de la Rock City los Dioses de Egipto, los Nile. No hay que decir que el público asistente estaba deseoso de verles, disfrutarles, arrollar a quien fuera por pillar púas sueltas (vivirlos en primera fila, tiene estos riesgos…) y por si alguno se le pasaba por la cabeza echarle mano a la pierna a Karl Sanders (vivirlos en primera fila, tiene estas cositas…) el segurata advirtió taxativamente ‘prohibido tocar al guitarra’, por si acaso. Anécdotas varias a parte, el cuarteto de Brutal Death se presentó con gran majestuosidad ante sus fieles con la primera línea ofensiva conformada por su guitarra solista, el bajista (otro con una hoja de servicio con solera pues milita en Morbid Angel, banda que tuve la oportunidad de ver aquí en VLC en 2004) y el guitarra rítmico.
Nada más empezar los primeros acordes de ‘Sacrifice Unto Sebek’ quedó patente que Nile no solo practican Brutal Death Metal, si no que son los únicos capaces de ejecutarlo con una técnica, un virtuosismo y una delicadeza brutalítica que nadie, absolutamente nadie, sabe hacer.
Con una batería de granito orgánico, seca y sin artificios, una guitarra cortante, un bajo grave y punzante y unos solos brillantes, agudos y metálicos (es un privilegio poder ver cómo Karl Sanders pinza las cuerdas para sacar las notas que saca) temas como ‘Annihilation of the Wicked’, ‘Vile Nilotic Rites’, ‘Kafir!’, la muy coreada ‘Call to Destruction’, ‘Sarcophagus’ o con la que cerraron el show ‘Black Seeds of Vengance’ hicieron que la Rock City se viniera abajo.
Nile
En cuanto a las voces, al menos a una Servidora, le sorprendió bastante que estuvieran repartidas entre los tres cuerdas. Esto ofreció un amplio abanico de registros que se complementaban entre sí gracias al registro seco y claro del guitarra, el más gutural medio pero muy definido de su portentoso y elegante bajista (su implacable pose parecía estar a punto de marcar la entrada en batalla) y el rugido gutural cavernoso y extremo del guitarra solista; que imprimía a los temas una profundidad impecable digna de elogio. De hecho, la gente estábamos tan embebida en la destreza de Nile a todos los niveles, que los intentos de Wall of Death, se quedaron reducidos a unos pocos jovenzuelos que tenían ganas de armarla, pero la edad media de la inmensa mayoría de los asistentes (muy contemporáneos a las momias de Egipto, algo muy propio para la temática de Nile) ahogó estos ‘motines’.
Nile arrasaron con todo y dejaron muy claro porqué están donde están desde su fundación en 1993.
Apoteósicos.
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