A estas alturas del mundo mundial es más que consabido que IRON MAIDEN no tiene que dar explicaciones a nadie. Están en un status que les lleva más allá del bien y el mal, que no les influencia ya si van muchos o muchos más a sus shows porque se saben legendarios, dinásticos y generacionales pero eso a veces, esa posición de confort, provoca cierto aletargamiento bastante desacertado.

Sé de buena tinta que si alguien se encuentra con esta entrada dirá: “y a ésta, qué le viene ahora a centrarse en un disco que tiene ya dos años y del cual ya nadie se acuerda?” Yo contestaría que toda la razón hay en ese comentario, pero la verdad es que ni me acordaba de que habían sacado disco nuevo en 2021. Sabía de sus giras (no hace nada estuvieron en Murcia) pero a decir verdad, había dejado bastante de lado su discografía hasta anoche.

Sí. Anoche viendo la película de Phenomena (1985) del gran Dario Argento, sonó una canción de IRON MAIDEN y aunque el título no lo pude ubicar (a mí me pareció ‘The Trooper’) me acordé de ellos y de los buenos momentos de directo que viví antaño con ellos y echando mano del Spotify me puse a recordarlos. Entonces vi que tenían disco de 2021 (yo me quedé en el 2010 con The Final Frontier) y me he dispuesto a escucharlo. Pues bien. Jamás en mi vida me he aburrido tanto como con este Senjutsu que más allá de un portada molona y de su look samurái, no tiene mayor atractivo.

Es posible que en directo los cuatro temas que toquen suenen espectaculares pero el disco es repetitivo, lentuzco, laxante y excesivamente largo y denso para mal. No voy a entrar en detalles de su técnica musical, ya que es una soberana estupidez a estas alturas, pero sí que me fijaré en la producción resultante. Las guitarras de Dave Murray, Janick Gers y Adrian Smith suenan brillantes, la voz de Bruce Dickinson clara y radiante, incomprensiblemente Steve Harris y su bajo están totalmente ausentes y la batería… si ese es el sonido que a día de hoy puede ofrecer Nicko McBrain ha perdido potencia de forma alarmante. Si eres de aquéllos que jamás los ha vivido en directo, puede que crean que siempre han sonado así, pero no. La producción de este disco es nefasta (desconozco quién la hizo) y los han suavizado tanto que actualmente no es que no hagan ya NWOBHM es que no se acercan ni al Heavy Metal, es una especie de Jubilee Metal que dan ganas de llorar.

No puedo destacar ningún tema porque ninguno me ha gustado al 100%, todos son como una copia en diferentes registros en la escala musical de ‘Paschendale’ y de todos los temas derivados de éste que sacaron para los álbumes siguientes. En Senjutsu los temas son insulsos, siempre empiezan igual, son largos hasta la inmensidad más desasogante, con interminables interludios musicales (hay tres guitarras y claro…) y un regusto que más que nipón, parece moro.

Hacía tiempo que no me decepcionaba tanto al oír un disco y más de una banda que he querido siempre y que hasta hace nada, aún me daba pelusilla no poder ir a sus shows Está claro que la peña que va verles, no es para escuchar esos testamentos musicales que más de uno ya criticó en su momento cuando editaron Dance of Death (2003) (el disco con la peor portada que jamás se haya podido hacer); si no para que les canten temas de hace más de treinta años, los que curiosamente a día de hoy son los únicos que mantienen la esencia de INRON MAIDEN.

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